Marta Diaz psicóloga

5 consejos para buscar información fiable sobre intervenciones psicológicas en internet

El interés por la salud mental y la necesidad de atenderla se están haciendo cada vez más presentes en nuestra vida. El caso de la gimnasta Simone Biles en los últimos juegos olímpicos de Japón dio lugar a una enorme cantidad de noticias y de post en las RRSS acerca del estado psicológico de los participantes y su gran relevancia en la consecución de las ansiadas medallas. 

El por qué estos juegos olímpicos han tenido tanto impacto sobre la salud mental de los deportistas se debe, sin duda alguna, a los duraderos efectos que la pandemia por COVID19 está teniendo en todo el mundo. No son solo los deportistas quienes lo han notado, aunque sí es este grupo el que quizá ha tenido mayor repercusión mediática en este sentido. Toda la población, de una forma u otra, está notando el impacto biológico y emocional de meses de aislamiento y estrés, y especialmente los grupos más vulnerables (niños, adolescentes, ancianos, enfermos crónicos, etc.)

En este contexto la búsqueda de información sobre intervenciones en salud mental (diagnósticos o tratamientos) ha crecido de forma exponencial en los últimos meses. Muchas personas desean hacer su propia investigación online sobre este tema y forjarse su propio criterio, no obstante, aunque la información fiable y precisa sobre salud debería ser un derecho y no un privilegio, lo cierto es que la probabilidad de obtener dicha información es menor de lo que creemos, pues internet es un contexto donde lo que prima es la popularidad y no la calidad de la información.

Este artículo pretende arrojar cierta luz en este ámbito, y para ello ahí van algunos consejos.

  • Mejore sus búsquedas. Si lo único que hacemos es introducir el término de nuestra búsqueda en el buscador, sea el que sea, y dar a intro, la cantidad de información no fiable que vamos a obtener es enorme; sin embargo, si a las palabras de la búsqueda les añadimos las siglas de alguna sociedad científica o simplemente “Colegio de Psicólogos”, los resultados cambian drásticamente a nuestro favor. Y para facilitar esta tarea aquí están los nombres y siglas de las principales sociedades científicas de nuestro país:
    • Sociedad Española para el Avance de la Psicología Clínica y de la Salud – Siglo XXI (SEPCyS) 
    • Psicología Conductual (AEPC)
    • Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología (AEPCP)
    • Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Stress (SEAS)
  • “Zapatero, a tus zapatos”. Nunca pensé que tuviese que recordar esto, pero es importante recordar que quien sabe de psicología somos los psicólogos, y si usted busca acerca de tratamientos psicólogicos eficaces para el problema que sea de su interés (ansiedad, depresión, suicidio, bulimia, etc.), debería fiarse básicamente de la información ofrecida por psicólogos acreditados oficialmente, es decir, aquellos que se presentan como psicólogos especialistas en psicología clínica o psicólogos generales sanitarios. Además, si busca en internet un psicoterapeuta, busque uno cuya formación de base sea la carrera de psicología (psicólogo psicoterapeuta); quienes se identifican solo como psicoterapeutas pueden no ser psicólogos.
  • “Una golondrina no hace verano”. Tenga también cuidado con los testimonios personales. Las historias personales no acreditan nada, ni en un sentido, ni en otro. La psicología es una ciencia, y las acciones de la psicología en el ámbito de la salud mental se rigen por la práctica basada en la evidencia, es decir, deben tener soporte científico. Las opiniones de una persona o grupo no son ciencia. Si la página web a la que ha llegado se nutre básicamente de experiencias personales, mi consejo es que la abandone y busque otra más fiable, incluso aunque esté leyendo algo que cubra sus expectativas y le parezca lógico, pues sus ideas sobre el tópico consultado pueden ser erróneas y la opinión que está leyendo también puede serlo.
  • Distinga también entre profesional y experto. Profesional es quien vive de una profesión, pero el experto aporta conocimiento y experiencia en un ámbito concreto, ámbito que ha estudiado en profundidad y en el que ha trabajado y/o investigado durante tiempo. Con esta indicación suele ser suficiente para distinguir si tenemos delante a un buen profesional o a un experto. Tenga en cuenta que no siempre necesitamos a un experto, pero un experto siempre conoce buenos profesionales y los buenos profesionales saben derivar a un experto cuando es necesario.
  • Cuidado con los/las influencers. La fama es una cosa y el buen hacer profesional otra diferente. No se deje llevar por la popularidad de algunas figuras, el tener más seguidores y más notoriedad en las redes sociales no está ligado necesariamente a ser mejor profesional (y mucho menos experto); infórmese sobre dicho profesional, busque en su página web la formación académica que le acredita y cuál es su experiencia real en el ámbito que a usted le interesa.

Con estas indicaciones no puedo asegurarle que encuentre siempre la mejor opción y la información más fiable, lo que sí puedo asegurarle que estará mucho más cerca de ello y se moverá con mayor agilidad entre las numerosas falacias que flotan en el océano de internet.

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