Gestión emocional colectiva y control de la epidemia de Covid19: Una prueba en tiempo real a nuestra Inteligencia Emocional

La crisis del Coronavirus sigue empeorando, planteando un escenario de incertidumbre y miedo que amenaza con ser igual de peligroso, aunque con otros síntomas y consecuencias. Resistir al Coronavirus es una cuestión de medidas preventivas y competencia inmunológica, pero resistir el proceso de anulación de la racionalidad individual que supone la presión del grupo en la gestión de este problema médico es principalmente una cuestión de inteligencia emocional.

El pánico colectivo, peligroso efecto colateral del Covid19

La crisis del Coronavirus sigue empeorando, y no solo porque los contagios sigan aumentando a día de hoy, sino porque, además de la diseminación de la enfermedad en sí, se está produciendo una suerte de histeria colectiva que amenaza con ser, como poco, igual de peligrosa, aunque con otros síntomas y consecuencias.

La investigación de la enfermedad está ya en manos de la ciencia y confiamos en que en breve la vacuna o cura para este contagioso virus esté disponible. Sin embargo, no hay antídoto, ni cura, contra el pánico y el contagio colectivo que se nutre de la desinformación, la manipulación, la irracionalidad y el desconocimiento de cómo una herramienta tan útil como es nuestra mente puede convertirse en nuestro peor enemigo.

Nuestra innegable, pero olvidada, vulnerabilidad

El Coronavirus ha sido el último gran golpe maestro asestado por la naturaleza a la prepotencia humana. Nada nuevo bajo el sol. La naturaleza ha puesto de manifiesto su superioridad en numerosas ocasiones a lo largo de la historia de la humanidad, y, aun cuando el ser humano sigue su imparable carrera para el control radical de plagas, enfermedades y desastres naturales, lo cierto es que de vez en cuando, de forma contundente, la naturaleza nos recuerda nuestra vulnerabilidad y su poderío arrasador e impredecible; nos recuerda que el cambio y la incertidumbre son la única certeza consistente en la vida humana. Da igual el progreso del que gocemos, somos una especie que siempre estará expuesta a los peligros inherentes a nuestra esencia biológica y terrenal, nos guste o no.

Sin embargo, también es inherente al ser humano su deseo de control; un deseo que logra confundirnos frecuentemente generando ilusión de control, más que control real, como si el bienestar del que disfrutamos a todos los niveles estuviese garantizado sólo por el hecho de sentirlo. El ser humano pierde frecuentemente su conexión con su propia esencia y con la vida; pierde su conexión con la naturaleza que le rodea, y se mueve más en función de sus deseos e ilusiones, que en función de los datos que la realidad aporta a quien quiera observarla.

Es condición humana el vivir frecuentemente atrapados por nuestra mente en un escenario de control ilusorio; escenario que cuando se ve truncado nos confronta con una realidad amenazadora que provoca un pánico incontrolable y creciente. En esta situación, como individuos caemos presos de nuestro razonamiento emocional (una de las principales trampas de la mente humana: las cosas son como las siento), como grupo perdemos nuestra racionalidad y auto-conciencia individual para sucumbir y dejarnos arrastrar por la histeria del grupo.

La inteligencia emocional es la vacuna contra el pánico y la histeria colectiva

El escenario del Coronavirus es un escenario de incertidumbre, aderezado por la manipulación (en algunos casos) y el exceso de información (en muchas otras), que sesga de forma alarmante la visión del escenario global. Sin embargo, sucumbir a este proceso no es inevitable, la gestión emocionalmente inteligente de la crisis del Coronavirus es posible, tanto a nivel individual, como social.

La inteligencia emocional supone la capacidad para conectar con nuestras respuestas emocionales y nuestros pensamientos ante un determinado contexto. Supone poder identificar de qué forma está reaccionando mi mente y, a partir de ahí, poder decidir cómo elijo responder; es decir, cuál es la gestión óptima que escojo en función de los datos aportados por la ciencia y los profesionales acreditados.

Resistir a este Coronavirus es una cuestión de medidas preventivas y competencia inmunológica; resistir el proceso de anulación de la conciencia y racionalidad individual por la presión del grupo ante el problema mundial del Coronavirus es una cuestión de inteligencia emocional.

El nuevo entorno VUCA (siglas en ingles de volátil, incierto, complejo y ambiguo) se impone, no sólo en las organizaciones, sino en cualquier ámbito de la vida, la aparición de este Coronavirus es un ejemplo de ello. No puede haber adaptación a este entorno, ni supervivencia, sin inteligencia emocional.

Dra. Marta Isabel Díaz

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